miércoles, 14 de julio de 2010

Nuevos residentes en Galicia: Carduelis citrinella y Carduelis spinus


Debo reconocer que, de entre todas las aves, son los pequeños paseriformes las que más me atraen. Y no es menos cierto que dentro de este amplio grupo son los emberícidos y fringílidos las mayores de mis debilidades. Quizás todo ello se deba a mis correrías infantiles con los prismáticos en mano, o a algún atajo incorrecto por el que discurrieron mis años mozos de la mano de un familiar (felizmente rectificado) pero, sea como fuere, así es. Son mi ojito derecho.

Por eso me alegré -allá por 1998- cuando en el Congreso das Aves de Galicia celebrado ese mismo año en Nigrán leí una ponencia del compañero Xabier Vázquez Pumariño en la que venía a ponerse de manifiesto la reproducción, por primera vez en nuestra tierra, de dos especies de fringílidos: el verderón serrano (Carduelis citrinella) y el lúgano (Carduelis spinus). Los registros, obtenidos ambos en la sierra do Xistral, eran los primeros para ambas especies en Galicia. En ese mismo congreso se presentaba, a la sazón, otra ponencia destacando la cría confirmada de Carduelis spinus en diferentes puntos de la sierra da Capelada.


Macho de Carduelis citrinella en O Xistral.

Con los años se fueron certificando nuevos casos de cría de ambas especies, todos ellos en las sierras del norte del país.
Lo curioso es que repasando la bibliografía se da un hecho un tanto paradójico, y es que no se aportan datos de observaciones de aves construyendo nido, ni siquiera de polluelos en nidales, sino casi que exclusivamente avistamientos de machos, parejas o grupos familiares en áreas y fechas óptimas para la reproducción. A este respecto debe señalarse que, si no me falla la memoria, los únicos casos de localización de nidales fueron los aportados en A Capelada para el lúgano (Carduelis spinus) en 1998.

Viene todo esto a santo de que el pasado día 03/06/2010, el compañero Ricardo Hevia y un servidor localizamos una pareja de verderones serranos (Carduelis citrinella) con aparente comportamiento territorial en la lucense sierra do Xistral. Por falta de luminosidad y otras vicisitudes nos fuimos de la zona sin verificar más que la interesante presencia de esta especie en un lugar aparentemente óptimo para su cría.

Días después (17/06/2010) Luis José Salaverri y yo regresamos a la zona para, después de unas horas de paciencia, comprobar que las aves estaban intentando reproducirse unos centenares de metros más allá de donde los habíamos visto por primera vez. De hecho pudimos apreciar como una pareja (aparentemente la misma) aportaba material a su nido, prácticamente acabado ya. Mientras la hembra entrelazaba pequeñas briznas de hierba no era complicado disfrutar de los llamativos reclamos del macho, usualmente encaramado en alguna copa de conífera cercana...


Carduelis citrinella.

Entre viaje y viaje de las aves, y empleando el telescopio desde una muy prudente distancia, pudimos (no sin esfuerzo) encontrar la pequeña plataforma reproductiva. La distancia y su mimetismo entre las abundantes acículas la hacían casi imperceptible. Una imagen vale más que mil palabras...


Vista inferior (y lejana) de un nido de Carduelis citrinella entre las acículas

Ayer día 13/07/2010 pude volver a comprobar que la citada pareja regentaba el nido. Después de una hora haciendo guardia, y de diferentes observaciones del macho cantando en las copas arbóreas próximas, pude ver como la hembra abandonaba el nido durante breves minutos para alimentarse. Todo parece indicar que están llevando a cabo la incubación o bien que hace pocas horas han nacido los polluelos.

Durante mi espera tuve la fortuna de observar una nueva pareja alimentándose en los árboles así como un macho cantor de lúgano (Carduelis spinus), aparentemente marcando territorio.


Foto más cercana del macho de verderón serrano.

Todas las imágenes anteriores fueron obtenidas en la jornada de ayer mediante digiscoping y, como podréis apreciar, la luminosidad era espantosa (salvo en la foto del nido, que aproveché un rayo de sol perdido para que saliese algo). La cerrada niebla y el orballo dificultaban sobremanera el poder dejar constancia fotográfica de las aves. De hecho, las fotos del macho sólo pude sacarlas cuando el animal tuvo a bien acercarse un poco a mi coche ya que lo habitual era seguirlo con el teles a unos 70-80 metros entre la niebla. Y como el lúgano no quiso aproximarse, pues no hay foto...

En todo caso, creo que la presencia de estas aves es una magnífica noticia para la ornitología gallega.